El primer día no suele ser el primer día.
Puede ser el segundo o el tercero. El primer día es cuando «salgo» a Sanlúcar. Antes, deshacer maletas, limpiar el piso, comprar alimentos o reparar lo roto, ocupan los primeros días.
Ese «primer día» me coloco mis bermudas (yo no soy de bañador), un polo y tocado con mi panamá me arrojo al reencuentro con Sanlúcar, como el explorador perdido en las islas del pan y la miel, que diría Neruda.
En mi reencuentro constato con pavor los negocios que han cerrado desde hace un año (los más) y los que han abierto (los menos). Y descubro con estupor los negocios que siguen abiertos pero con mucho menos personal. Jodida crisis y jodido gobierno del PP.
Mi exploración pone los cinco sentidos para recibir toda clases de estímulos para auscultar el estado de mi Sanlúcar. Deambulo por las calles armado con mi réflex y no escucho música para llenarme de las voces y sonidos sanluqueños.
A veces entro en el Mercado. Una de mis pasiones que celebro cada vez que visito una ciudad o un pueblo. El mercado me habla. Me dice si esa población es limpia o no. Me cuenta la forma en que se alimenta y me habla de la diversidad de productos de sus mares, huertas y granjas.
En determinado momento, hago una breve parada en BESAN, en la calle Banda Playa. Mi despacho de vinos a granel, donde Antonio me vende dos litros de una manzanilla exquisita recién extraída de una buena bota: «La de los toneles gordos».
Durará poco y al cabo de unos días tendré que volver a reponer la garrafita.
Con la rapidez del cazador furtivo disparo con el teleobjetivo, para intentar aprehender escenas en la plaza del Cabildo, en el Mercado o en la calle Ancha.
En determinado momento dirijo mis pasos hasta la Oficina de Turismo para ponerme al día y aprovisionarme de actividades que su propio nombre ya desencadenan en mí un cúmulo de sensaciones: «visitas a las Salinas», «recital flamenco», «cata de vinos», «excursión a Doñana»…
Ese día tiene mucho de reencuentro con un longevo amor.

Sí. El primer día no suele ser el primer día.