Ocurrió hace una semana.
Con premeditación, alevosía y cuasi nocturnidad, el gobierno felón de Mariano Rajoy modificó la ley de Montes, abriendo la puerta a la recalificación de los terrenos quemados.
En 1992 y durante 1993 y 1994 tuve la responsabilidad de estar al frente de la lucha contra incendios forestales en la provincia de Córdoba, lo que llamamos el INFOCA.
Durante esos tres y calurosos veranos, adoptamos numerosas medidas para combatir esa lacra ambiental y social que son los incendios forestales.
Entre ellas, cabe destacarse la profesionalización de los retenes, la implementación de los medios aéreos y de los retenes helitransportados, la optimización de las comunicaciones y de las torres de vigilancia, la prohibición tajante de hacer fuego en el monte, el cierre de caminos forestales al paso de personas y vehículos, el patrullaje y vivaqueo de unidades militares para disuadir a los pirómanos, una intensa campaña publicitaria (la primera en Andalucía) contra la quema de rastrojos, la construcción y puesta a punto de los Centros de Defensa Forestal (CEDEFO), la divulgación entre la sociedad, en especial entre la población infantil y juvenil, el aumento de las labores forestales y de la limpieza del monte, etc.
Los resultados no se hicieron esperar: conseguimos cifras récords. Fueron los años con menor superficie quemada en la provincia de Córdoba.
Pero de todas las medidas aplicadas, había una que se demostró la más eficaz: era la Ley de Montes y la prohibición de construir en un terreno quemado hasta que hubieran pasado al menos 30 años.
Eso frenó a muchos especuladores y promotores urbanísticos.
Desde hace una semana, la puerta a la recalificación de las zonas quemadas está abierta.
Y creo, que va a arder Troya.
Y España.