Ya es 2015. El año del desahucio del PP.
Encomendaron el problema del paro a la virgen del Rocío.
Nos congelaron las nóminas, nos subieron los impuestos y nos hicieron pagar por los medicamentos.
Les regalaron nuestro dinero a los bancos que habían creado la estafa. Y a la estafa la llamaron crisis.
Cambiaron la ley y consiguieron tener en contra a toda la comunidad educativa.
Asfixiaron económicamente a las Comunidades Autónomas que no gobernaban y cada día crearon centenares de independentistas catalanes.
En Ceuta y Melilla, aplicaron las devoluciones en caliente y apalearon a los subsaharianos que buscaban un mundo mejor. Convirtieron a España en el país de la vergüenza y de las concertinas.
Privatizaron la salud, la educación y la dependencia.
Echaron de la carrera judicial a todos los jueces incómodos, porque combatían la corrupción.
Aumentaron el gasto militar y manipularon las televisiones.
Usando una norma preconstitucional, permitieron que la iglesia católica pusiera a su nombre en el registro de la propiedad, miles de propiedades hasta entonces públicas, como la Mezquita-Catedral de Córdoba.
Cobraron sobresueldos en sobres, en diferido y con tarjetas blacks.
Promulgaron una ley mordaza para acallar las protestas.
Nos mintieron. Nos desahuciaron. Nos suicidaron.
Se carcajearon de nosotros. Se mearon encima nuestra. Y luego dijeron que «habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades«.
Pero todo tiene un límite. Y ese límite llegó.
Este es el año del desahucio del PP