En estos días hemos tenido noticia de la rectificación del Cabildo catedralicio y del obispo Demetrio Fernández, sobre la Mezquita de Córdoba. La decisión ha sido la de usar la denominación “Conjunto Monumental Mezquita-Catedral” en lugar de la que hasta ahora empleaban, de “Catedral, antigua mezquita”.

Argumentan la decisión en base a un “estudio de imagen de marca”, a un estudio de la “imagen corporativa”, palabras que seguramente rechinaran en las mentes de aquellos/as que creen en el evangelio de Jesús de Nazaret.

Conocida la noticia se ha producido una catarata de agradecimientos y felicitaciones por distintos personajes de la vida política cordobesa. Agradecimientos y felicitaciones que en nuestra opinión, no merece Demetrio Fernández.

Y no los merece porque lo único que ha hecho ha sido volver a la situación de años atrás, cuando todavía el obispo de Córdoba no dedicaba todos sus esfuerzos a borrar el término Mezquita-Catedral de cualquier soporte o documento.

Una rectificación que ha sido consecuencia de la movilización de la ciudadanía,  a través de la Plataforma “Mezquita-Catedral: patrimonio de tod@s” y que consiguió la recogida de casi 400.000 firmas de ciudadanos/as de todo el mundo, que clamaban por el atropello que Demetrio Fernández estaba haciendo.

Así que por tanto, no agradecemos que rectifique quien durante años ha venido cometiendo una grave injusticia y un gran daño a la ciudad de Córdoba. No tiene sentido dar las gracias a alguien por “portarse bien”. Nadie debe ser objeto de agradecimiento por no causar más estropicios.

Es más, exigimos que la rectificación no se quede en la sustitución de un nombre por otro. Exigimos, exijo, que la propiedad de la Mezquita-Catedral revierta a la ciudad de Córdoba. Que se anule la inmatriculación que el obispo hizo en base a una norma preconstitucional y que la propiedad sea pública, de los cordobeses y cordobesas, con una gestión del monumento, transparente y profesional.

No te agradezco nada, obispo.