Si enciendes la televisión o la radio o si lees una publicación en papel o en una pantalla, en poco tiempo saldrán a tu encuentro palabras como “medio ambiente”, “cambio climático”, “desarrollo sostenible”, “desforestación” o “contaminación” que reflejan que existe una conciencia ambiental mundial y una preocupación global por el deterioro de la vida en el planeta Tierra.
Pero esa conciencia ambiental, no surge de la nada. Esta es la historia de una gran mujer, Rachel Carson. Y de su libro Primavera silenciosa que todo lo cambió.
Rachel Louise Carson, nació el 27 de mayo de 1907 en Springdale, Pennsylvania (EE. UU.) y sus primeros años transcurrieron en la granja familiar a orillas del río Allegheny. Allí exploraba con gran curiosidad el entorno que la rodeaba y leía con avidez libros que tratasen del mar, de autores como Herman Melville, Joseph Conrad o Robert Louis Stevenson. A los 8 años comenzó a escribir historias, normalmente relacionadas con animales. Y a los once, publicó su primera historia en la revista St. Nicholas Magazine.

Rachel realizó la educación primaria en el colegio Springdale y después completó la secundaria en el Instituto Parnassus de Pensilvania en 1925, graduándose la primera de su promoción.
En el Pennsylvania College for Women, actualmente Universidad Chatham, al igual que en la escuela secundaria, llevaba una vida solitaria. Inicialmente estudió Literatura Inglesa, pero cambió la especialidad de sus estudios por Biología en enero de 1928.
En ese mismo año fue admitida en la Universidad Johns Hopkins, pero era el comienzo de la Gran Depresión y su padre, vendedor de seguros, había perdido el trabajo. Rachel tuvo que demorar un año, su entrada en la universidad.
En la John Hopkins, en 1932, finalizó sus estudios de Zoología y aunque en principio pretendía doctorarse en esta disciplina científica tuvo que abandonar la idea, para buscar un trabajo con el que ayudar a la economía familiar, especialmente maltrecha a raíz de la muerte de su padre.
Tras una acuciante búsqueda, finalmente consiguió ser contratada en el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (U.S. Fish and Wildlife Service), una agencia del Departamento de Interior de los Estados Unidos dedicada a la gestión, conservación y preservación de la vida silvestre. Allí Carson se dedicó a escribir numerosos textos divulgativos, así como guiones radiofónicos para un exitoso programa llamado “Romance bajo las aguas”. En 1936 opositó a una plaza en aquel Servicio, logrando obtenerla con el número uno.
Así comenzó su carrera como bióloga marina y, también, como escritora. Su función era revisar los trabajos de investigación y redactar textos y resúmenes para folletos que se hacían llegar a los profesionales del sector y al gran público en general.
Rachel Carson cumplió a la perfección con estas tareas y llegó a ser nombrada editora en jefe de todas las publicaciones del Servicio de Pesca y Vida Silvestre.
Pronto, y a pesar de las dificultades, en 1941, publica su primer libro sobre el mar, Under the wind, con buenas críticas y pocas ventas. Y en 1951, cuando prepara su segundo libro, toma la arriesgada decisión de dejar su trabajo y dedicarse a escribir a tiempo completo.
Por fin consigue el éxito, y son excelentes las ventas de sus nuevos dos libros sobre el mar, The sea around us, publicado en 1951 y que se mantuvo 86 semanas en la lista de ventas del New York Times, y The edge of the sea que apareció en 1955.
Preocupada por lo que conoce en diversos estudios, Rachel Carson comienza a investigar sobre el DDT y sus efectos e inicia la preparación de su siguiente libro, Primavera silenciosa.
El DDT (dicloro difenil tricloroetano) es un compuesto organoclorado principal ingrediente de los insecticidas. Es incoloro, muy soluble en las grasas y en disolventes orgánicos, y prácticamente insoluble en agua. Se usó en Europa y en la zona del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial para controlar los insectos que transmitían enfermedades como el mosquito de la malaria, los diversos insectos del tifus o las pulgas de la peste. Se convirtió en un insecticida de uso doméstico y agrícola, sin ninguna regulación que controlara su manejo. Y hasta se fomentó el uso desde la Administración Agraria de los Estados Unidos.
Si bien los beneficios del DDT eran bien conocidos, no ocurría lo mismo con la difusión de los daños que produce. Con los tratamientos a base de DDT desaparecen casi todos los insectos y no solo los que son el objetivo del pesticida, y el insecticida se acumula en otras especies que, poco a poco y por su persistencia, sufren su toxicidad y, en algunos casos, también acaban por extinguirse. «Así, escribía Rachel Carson, sin darnos cuenta llegaremos a nuestra particular primavera silenciosa”.
El libro se publicó por entregas en la revista New Yorker en 1962 y, avisada la industria agroquímica sobre su contenido, intentaron impedir su edición como libro. Los ataques fueron terribles, tanto a su libro como a ella misma. Dijeron que sus datos no eran fiables, que no era doctora y que la única explicación de que, siendo una mujer atractiva, no se hubiera casado se debía a que era comunista.
Pero el libro se publicó y tuvo un éxito extraordinario. Llegaron las alabanzas, los apoyos y los elogios, aunque, los ataques nunca cesarían.
Desde el punto de vista conceptual, Rachel Carson popularizó que nuestra especie no es dueña de la naturaleza, sino parte de ella, como cualquier otro ser vivo. Hasta entonces éramos dueños y si conservábamos alguna parte de la naturaleza era porque nos gustaba, era bella, hermosa y nos hacía felices y, además, nos sentíamos generosos. Así empezaron a crearse, ya en el siglo XIX, los primeros parques nacionales y reservas de todo tipo. Pero el DDT, obra nuestra, dañaba la naturaleza y, además, nos dañaba a nosotros porque, lo aceptáramos o no, éramos, y somos, parte de esa naturaleza.
Rachel Carson, sufrió una mastectomía en 1960 por un cáncer de mama que se le diagnosticó cuando escribía el libro. Cuatro años mas tarde fallecía en Maryland.
Nunca se ha probado fuera de toda duda la relación entre el DDT y el cáncer, pero las exhaustivas revisiones de la bibliografía publicada que hace la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, integrada en la OMS, llevan a la conclusión de que faltan datos fiables y de que, en todo caso, es un compuesto sospechoso de ser cancerígeno. En EE. UU. se prohibió su uso en 1972. Cinco años más tarde en España.
La obra y el testimonio de Rachel Carson fue la que ayudó a la creación de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (Environmental Protection Agency), a controlar el uso del DDT y de otros pesticidas, a la celebración del Día de la Tierra, a las leyes que se dictaron en muchos países del planeta sobre pesticidas y productos similares y al desarrollo de una conciencia ambiental.